Ser veterinario es aproximarse a los instintos. Es perder los miedos. Es ganar amigos de pelos y plumas, que jamás te van ha decepcionar.
Ser veterinario es detestar encierros y jaulas. Es perder un tiempo enorme apreciando rebaños, tropillas, y vuelos de pájaros. Es descubrirse permanentemente, a si mismo, a través de los animales.
Ser veterinario es ser capaz de entender meneos de colas, arañazos cariñosos y mordiscos de afecto..
Ser veterinario es ser capaz de entender ojos tristes, orejas caídas, narices calientes, inquietudes o reposos anormales.
Ser veterinario es entender el lenguaje corporal de los animales, pedidos mudos de ayuda, interpretar gestos y actitudes de dolor, y conocer la forma de aliviarlos. Es sentir olor de pelo mojado, de almohada con esencia de gato, de ovejas, de corral, de estiércol.
Ser veterinario es tener el coraje de penetrar en un mundo diferente y ser igual. Es tener capacidad de comprender gratitudes mudas, más sin duda alguna, las únicas verdaderas. Es oler el aliento de un cachorro lactante y recordar su propia niñez.
Ser veterinario es convivir lado a lado con enseñanzas profundas sobre amor y vida.
Ser veterinario es participar diariamente del milagro de la vida. Es convivir con la muerte, saber que es definitiva, pero no siempre desagradable.
Todos nosotros podemos estudiar veterinaria, pero no todos seremos veterinarios.
Dedicado especialmente a la Dra. Julieta de Zooluciones de Pilar, también a todos los veterinarios que trabajan en el Centro Municipal de Sanidad Animal y Zoonosis de Almirante Brown, a todos los futuros Veterinarios, especialmente a Daniela Pescio, que además de que va a ser una gran profesional también es una persona con un gran "corazón animal", y por último a todos los Veterinarios que trabajan a favor de la vida y dan todo de si mismos para curar y proteger a todos los animales.
¡¡MUCHAS GRACIAS!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario