Osos polares, víctimas de la contaminación industrial. El derretimiento de los hielos no es el único inconveniente que perjudica la supervivencia de los osos polares: según una investigación llevada a cabo por científicos noruegos, son los animales más afectados por la exposición a las toxinas y otras sustancias químicas.
¿Cómo se origina este grave problema? A partir de la contaminación industrial y agrícola de los países desarrollados de Europa, América del Norte y Asia. Las sustancias tóxicas se liberan en el agua y en el aire, y las corrientes marinas y atmosféricas se encargan de trasladarlas hacia el Ártico.
De acuerdo a los resultados obtenidos por los profesionales de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología (NTNU, en inglés), una vez que las sustancias llegan al hábitat de los osos polares comienza un irreversible proceso de magnificación. Así llaman a la acumulación gradual y progresiva de sustancias tóxicas a lo largo de todos los eslabones de la cadena alimentaria.
Es decir, si las partículas tóxicas que acumula un pequeño animal están muy fragmentadas -lo cual equivale a un bajo índice de contaminación- no se puede decir lo mismo para animales de gran porte como los osos polares, que están en el tope de la cadena y asimilan concentraciones mucho más altas de toxinas como el policloruro de bifenilo y el mercurio.
Estas sustancias son altamente dañinas: perjudican el sistema nervioso, el desarrollo y la reproducción de los osos polares y también de ballenas, focas, leones marinos, morsas y otros animales fuertemente afectados por la contaminación del Ártico.
¿Cómo se origina este grave problema? A partir de la contaminación industrial y agrícola de los países desarrollados de Europa, América del Norte y Asia. Las sustancias tóxicas se liberan en el agua y en el aire, y las corrientes marinas y atmosféricas se encargan de trasladarlas hacia el Ártico.
De acuerdo a los resultados obtenidos por los profesionales de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología (NTNU, en inglés), una vez que las sustancias llegan al hábitat de los osos polares comienza un irreversible proceso de magnificación. Así llaman a la acumulación gradual y progresiva de sustancias tóxicas a lo largo de todos los eslabones de la cadena alimentaria.
Es decir, si las partículas tóxicas que acumula un pequeño animal están muy fragmentadas -lo cual equivale a un bajo índice de contaminación- no se puede decir lo mismo para animales de gran porte como los osos polares, que están en el tope de la cadena y asimilan concentraciones mucho más altas de toxinas como el policloruro de bifenilo y el mercurio.
Estas sustancias son altamente dañinas: perjudican el sistema nervioso, el desarrollo y la reproducción de los osos polares y también de ballenas, focas, leones marinos, morsas y otros animales fuertemente afectados por la contaminación del Ártico.
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