sábado, 29 de enero de 2011

El 2010, el año de las catástrofes naturales

29-01-2011
Por Dolores Caviglia
Los desastres climáticos marcaron el 2010 y los estragos continúan en el inicio del nuevo año. Primero Haití y Chile; luego Australia y Brasil. La opinión de los especialistas.

Hoy en día las catástrofes naturales son noticia en todos los idiomas; están aquellos que son sorprendidos por ellas y también están los otros que aún no pueden olvidarlas. El aire, el agua, el fuego y la tierra se pusieron de acuerdo y dejaron al hombre al margen.

Hace ya varios años que se habla del cambio climático y sus posibles consecuencias. El agujero en la capa de ozono, las emisiones de dióxido de carbono, el uso exagerado de combustibles fósiles y demás consecuencias de la actividad humana son tildadas como las responsables de la lenta y  certera destrucción de la naturaleza. Pero los escépticos siempre estuvieron, están y estarán; por lo que no resulta extraño escuchar por estos días que los acontecimientos que se dan alrededor del mundo son “el inevitable destino” y hasta una manera de despoblar un poco el planeta, dado que con los avances de la medicina el ser humano vive cada vez más.

El 2010 fue trágico en cuanto a desastres naturales. A lo largo de sus 365 días fueron casi 300.000 personas de todos los países las que fallecieron y más de 250 millones las que fueron afectadas por culpa ¿de la naturaleza? y sus de 235 trágicas novedades. Resulta conformista y hasta facilista pensar que el mundo propone su propio aniquilamiento. La presencia del hombre y sus avances han sido letales para el planeta; y encima su pecado capital más popular, la soberbia, no permite que las cosas cambien ni encontrar soluciones.


Terremoto en Haiti
 El año pasado fueron dos acontecimientos escalofriantes los que inauguraron el ciclo: el terremoto de 7 grados en la escala de Richter que asoló Haití el 12 de enero y aquel más grave, de 8,8 grados, que destruyó el 27 de febrero un Chile que estaba más acostumbrado y preparado para la actividad sísmica. Las víctimas de la ex colonia francesa alcanzaron el fatídico número de 300 mil y las consecuencias de la destrucción masiva generada por el movimiento telúrico continúan hoy, con una epidemia de cólera a causa de la falta de higiene y de servicios básicos que aumentó la cantidad de cadáveres en las calles de manera estrepitosa (y sacó a la luz lo peor de los seres humanos, que enceguecidos e irritados por lo que la mayoría entiende como una injusticia, linchan a los enfermos para evitar la propagación del virus).

Terremoto en Chile

Terremoto en China
Pero si bien estos fueron los sucesos quizá protagonistas del año, en tanto lo recibieron y determinaron, en 2010 hubo una larga seguidilla. El 14 de abril China fue sacudida por un terremoto que terminó con la vida de más de 3.000 personas; en Irlanda, un volcán de nombre impronunciable entró en erupción durante varias semanas y aisló a gran parte de Europa, impedida de trasladarse por aire a causa de un humo que nublaba la vista en un ciento por ciento y podía ser una traba para los motores de los aviones.





Inundaciones en Pakistan
A finales de julio fue Pakistán la víctima. El monzón que se hizo presente en el país provocó la estrepitosa caída de lluvias torrenciales que todo lo rebalsaron. Fueron más de 1.200 los muertos y 20 millones los afectados, que continuaron con tal etiqueta durante meses dado la presencia de enfermedades altamente contagiosas como la diarrea y el paludismo.

Incendios en Rusia
Y a pesar de la cantidad de agua, no se pudo apagar ningún fuego. Rusia debió atravesar uno de los incendios forestales más abrumadores de su historia, el que conllevó a pérdidas económicas millonarias y ni hablar de aquellas que no pueden comprarse.

Además de todo esto, la población mundial debió reajustar los termómetros para permitir que el mercurio llegue a temperaturas que antes no contaba que pudieran darse. Datos de la Organización Meteorológica Mundial demuestran que el 2010 se encuentra en el podio de los años más calurosos de la historia, en victoriosa compañía de 1998 y 2005. Las marcas térmicas a lo largo de la década alcanzaron el éxito del récord.

Inundaciones en Australia
Hoy, pese a que la Tierra completó su giro alrededor del sol desde aquella sacudida a Haití, la situación parece haber quedado estática. Australia recibió el año con fuegos artificiales magníficos, secundados por lluvias que inundaron sus calles. En la actualidad, hay más de 200 mil damnificados y encima prevén que la cifra se incrementará dado que las tormentas aún no pararán, no al menos hasta marzo. Los caudales de los ríos se vieron superados, lo que provocó la desesperación de los habitantes, que ya no tenían dónde resguardarse del agua. Los meteorólogos culpan de lo acontecido al fenómeno La Niña, que enfría las corrientes marítimas del Océano Pacífico por lo que aumenta la intensidad de las precipitaciones. Pero detrás de esta niña tiene que haber un adulto, siempre es así.

Inundaciones en Brasil
América Latina no perdió protagonismo en este principio de 2011. Las inundaciones que se registran en Brasil ya se posicionaron como las peores de la historia del país que recibió a su primera presidente mujer, Dilma Rousseff, con tormentas. Los muertos ya se acercan a los mil y los desprendimientos de tierra se suceden sin advertencia y lo cubren todo de lodo. En Río de Janeiro fue decretado el estado de calamidad, y encima se prevén más lluvias. A esto se suman la falta de comunicación, la escasez de víveres y la propagación de enfermedades. Sí, esto es Brasil en enero de 2011, no Haití en el mismo mes del año anterior, a no confundirse.

Que el tiempo es circular nadie lo puede negar. Los lunes se repiten, al igual que los septiembres. Pero esta instalada repetición manifiesta cierto avance; del 2000 pasamos al 2001, y así desde el principio de los tiempos. Si hoy, en el primer mes del 2011, estamos en el mismo lugar que hace un año atrás, en exactamente el mismo, hay algo que funciona mal.

Y sí; es el tiempo el que anda mal, en sus dos acepciones: aquella que hace girar las agujas del reloj (que parecen haberse detenido) y aquella que remite al estado atmosférico, el que destruimos sin cesar. El hombre ignora los límites y no acepta el cambio, ni el climático ni paradigmático. Y la Tierra hace rato que pide paz.

Hablamos con la Agencia de Protección Ambiental del Ministerio de Ambiente y Espacio Público de la Ciudad, la cual explicó ciertas cuestiones sobre las cuales se habla pero no siempre con conocimiento.

En la lupa del Purgatorio

El Cambio Climático es la variación significativa y persistente del clima durante un período largo de tiempo que se produce debido a causas naturales y a humanas.  Los factores naturales pueden deberse a variaciones en la cantidad de energía solar que llega a la Tierra, a cambios en la composición química de la atmósfera por efecto del vulcanismo y a alteraciones en la distribución de las superficies continentales que se producen por lentos procesos geológicos.

Los cambios debidos a factores humanos encuentran su causa por un lado en la alteración de la superficie terrestre (el reemplazo de la cobertura natural por ciudades, la construcción de embalses y la deforestación) y por el otro, en los cambios en la composición química de la atmósfera producidos por la inyección de gases que potencian aún más el efecto invernadero natural. La parte del CO2 emitida por las actividades humanas que es captada por los océanos, la biosfera y el suelo no alcanzan para paliar la situación. Su concentración aumentó un 30% en los últimos 150 años.

El calor del Infierno

Las consecuencias globales del Cambio Climático son varias. El aumento de la temperatura media del planeta, de las sequías y de las inundaciones (que además afectan la producción de alimentos y conllevan a aumentos en los precios); la mayor frecuencia de huracanes, tormentas tropicales y el progresivo deshielo de los casquetes polares, con la consiguiente subida de los niveles de los océanos, son los principales. A estos se añaden el incremento de las precipitaciones a nivel planetario (lloverá menos días pero más
torrencialmente), el aumento de la cantidad de días calurosos (las famosas olas de calor) y la escasez de agua potable.

Ejemplos de estas problemáticas cobraron protagonismo durante los últimos años en nuestro país. En la región central de la Argentina, los veranos se alargan y los inviernos parecen moderarse. En las regiones urbanas el termómetro supera las temperaturas acostumbradas y sobrepasa también a aquellas del área suburbana o rural circundante debido al efecto de isla urbana de calor.

En el centro y norte de la Argentina a lo largo de los últimos cien años las lluvias subieron un 23%, lo contrario a lo ocurrido en la región centro-oeste del país y de Chile, donde se registró una caída de 50 por ciento. Además, se acrecentó la frecuencia de vientos de la dirección este sobre el Río de la Plata, lo que ocasiona fuertes tormentas con vientos del sudeste, las famosas “sudestadas”.

A grandes rasgos, las consecuencias más alarmantes del cambio climático recaen en la proliferación de olas de calor, tormentas, precipitaciones mayores a 100 mm en 24 horas o mayores a 60 mm en 1 hora.

La búsqueda del Paraíso

Los ciudadanos no estamos exentos a esta problemática y sí podemos pensar en propuestas para ayudar al planeta, aunque mínimas o cuasi imperceptibles a nivel mundial.

Las recomendaciones de la Agencia Ambiental son fáciles de lograr y aún más importantes de sostener.
Lo primordial es intentar reducir al máximo nuestra huella de carbono. Hay que seguir una conducta social y ambientalmente responsable para que los recursos con los que se cuenta, que son limitados, sean cuidados y optimizados. La Tierra necesita de un uso racional y eficiente de ellos.

También es clave la incorporación del reciclado a nuestra cotidianeidad, no sin antes tener en cuenta la capacidad de reutilizar aquello que normalmente entendemos como un deshecho en su segunda instancia.

Es tiempo de empujar todos para el mismo lado, hacia la derecha, para que las aguas que marcan el paso del tiempo avancen y el planeta sea el que pueda respirar en paz.

Fuente: http://www.infobae.com/notas/559144-El-2010-el-ano-de-las-catastrofes-naturales.html

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