domingo, 20 de mayo de 2012

En Tailandia, los animales de compañía también tienen un adiós digno


15 mayo 2012.-
Por Francisca Pastén
BANGKOK, TAILANDIA.- Muchos animales de compañía de Tailandia van al Cielo tras ser despedidos a través de hermosos funerales budistas, que cumplen además el objetivo de abrir el camino de la reencarnación al ser que pasó por esta vida.
En el templo That Thong de Bangkok, una docena de familiares y amigos asisten al funeral de Bisho, un Golden Retriever que durante los últimos 15 años fue uno más de la familia.
Durante la ceremonia, un monje budista recita mantras, que son repetidos por los asistentes al tiempo, quienes se toman de la mano para aunar todo el mérito posible en favor de su querido animal de compañía, cuyo cadáver será incinerado y sus cenizas esparcidas en las aguas del río.
Los restos de Bisho son introducidos para su incineración en una cámara diseñada por Ploysing Passornsiri, fundadora de la empresa Pets Crematorium, que se encarga de tomar el cadáver, de la ceremonia religiosa y de depositar las cenizas en el río Chao Phraya.
Según lo que comenta su fundadora, esta empresa realiza de 30 a 60 funerales al mes, que son solo una parte de los que a diario se llevan a cabo en numerosos templos budistas de este país, cuya población es amante de los animales de compañía, desde canes a reptiles, pasando por aves o monos.
“Fundé la empresa hace tres años porque no quiero que cuando mi animal de compañía muera sea incinerada de cualquier manera. Hemos organizado funerales para peces, serpientes, tortugas, gatos e incluso un erizo”, señala la joven tailandesa, licenciada en arquitectura.
Los funerales de los animales de compañía, incluida la incineración, el féretro y el viaje para depositar las cenizas en el río, cuestan entre tres mil baht y 10 mil baht, dependiendo del tamaño del animal.
En Tailandia, el número de personas dispuestas a gastar estas sumas de dinero con el fin de dar una despedida digna a sus animales de compañía, aumenta cada día.
En un herbolario de medicina tradicional china, ubicado también en la capital tailandesa, Narisara, asiste al funeral de su gata fallecida recientemente, Milk. Tras rezar oraciones budistas, deposita la bolsa en las mansas aguas del río Chao Phraya, así como flores de jazmín, rosas y claveles dorados, símbolos de la pureza, el amor y el buen paso después de la muerte.
El herbolario cree que Milk se reencarnará en una persona en la próxima vida o, con suerte, su alma transmigrará al cielo. Ya que, influidos por la cosmología hindú, los budistas tailandeses creen que, además de la reencarnación como animales o humanos en la Tierra, las almas también pueden pasar miles de años en el cielo o el infierno, dependiendo del buen o mal karma acumulado.
Según la tradición tailandesa, la liberación final o el nirvana, al que sólo pueden llegar las personas o seres divinos, rompe con los ciclos de reencarnación de las almas en la Tierra, así como en el cielo o el infierno, considerados también lugares temporales.
Fuente: prensanimalista.cl

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