Serguéi Petujov, RIA Novosti
A lo largo de la última semana en el parque de la flora y la fauna de la ciudad rusa de Krasnoyarsk (Siberia) murieron dos jirafas, comunicó la oficina de prensa del zoológico.
Los últimos meses han sido especialmente duros para estos frágiles animales: desde agosto murieron en cautiverio cuatro jirafas, lo que hace pensar en el grado en el que responden las condiciones de los actuales zoológicos al principio de la responsabilidad de los humanos por la naturaleza. ¿Deberíamos renunciar a los zoológicos tradicionales?
El pasado 19 de agosto en uno de los parques zoológicos de Israel murió una jirafa, tras haberse tragado una bolsa de plástico con la comida que le había sido arrojada por los visitantes del centro. El 22 de septiembre los agentes de la policía se vieron obligados a inyectar una sustancia letal a una jirafa que había escapado del circo en la ciudad italiana de Imola. Y recientemente dos jirafas han muerto en Krasnoyarsk.
El zoológico de Krasnoyarsk adquirió seis jirafas en Sudáfrica hace cinco años, creando la familia de jirafas más grande en Rusia. Aunque en estos momentos solo queden cuatro animales, hay más que en Moscú, donde viven tres jirafas: un macho y dos hembras. Otros dos animales permanecen en un centro de reproducción de animales exóticos a unos 100 kilómetros de la capital rusa.
Las jirafas de Moscú también han viajado desde Sudáfrica y no solo por ofrecer este país unos precios relativamente bajos. “El precio de un elefante, por poner un ejemplo, puede llegar hasta los 500.000 dólares, mientras que los jirafas cuestan menos que su transporte”, señala la portavoz del zoológico de Moscú, Natalia Istrátova.
Los parques zoológicos suelen recibir animales exóticos en el marco de programas internacionales de reproducción de estos seres vivos. “Para ello es suficiente presentar una solicitud a la Asociación Europea o Mundial de Parques Zoológicos y Acuarios. Sin embargo, solo lo pueden hacer las entidades que formen parte de dichas asociaciones, que son aceptadas como tales en caso de observar los estándares internacionales del mantenimiento de animales”, explica Natalia Istrátova.
El parque municipal de Krasnoyarsk es un centro moderno y próspero. Un espacio amplio para los animales de climas cálidos fue acondicionado hace tan solo tres años con los recursos de una fundación benéfica. La compra de los animales, su alimento y su mantenimiento son costeados por Sberbank y los empresarios de la ciudad.
A pesar de todo, incluso en estas condiciones los animales se mueren. El director del centro, Nikolai Kulakov, ya ha ofrecido su explicación de lo ocurrido. Años de estudios especializados han revelado que en parques naturales los animales suelen vivir más que en el cautiverio, incluso si éste les ofrece unas condiciones de vida ideales. Así, los elefantes no superan en los zoológicos la edad de los 19 años, mueren en plena juventud.
Todo parece indicar que la cárcel sigue siendo la cárcel, incluso si se le pone el nombre del parque zoológico. Y el futuro del sector debería centrarse en la sustitución de los zoológicos por reservas naturales. Los parques del tipo safari funcionan en la actualidad en muchos países de Europa Occidental y de África. Los animales llevan una vida normal y los humanos pasan en los coches, observándoles a distancia.
Por supuesto, en la taiga de Siberia las jirafas no sobrevivirían y habría que volar a África para verlos. Por otra parte, en África no habrá ni osos pardos, ni martas cibelinas ni tigres siberianos, de modo que podría haber un intercambio de visitantes.
Fuente: sp.ria.ru
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