domingo, 20 de enero de 2013

El backstage cruel de las jineteadas - Argentina


18.01.2013
Por Oscar Scarpati Schmid  
El espectáculo de jineteada tiene mucho de actualizado circo romano donde una alta cuota de violencia implícita pasa casi inadvertida. Este bien armado circo no deja de ser un gran negocio para algunos pocos, y quizás allí radica el secreto de su vigencia. Si lo analizamos, vemos que detrás de una fachada de tradicionalismo hay un actor forzado que es el caballo. Ese caballo genuino, sinónimo y símbolo de nuestra verdadera idiosincrasia, es sometido al sufrimiento y al vejamen en nombre de la tradición, como si lo que conlleva ese término autorizara al hombre a disponer discrecionalmente de su destino.
¿Es ético aceptar que para que muchos se diviertan los caballos deban padecer las reiteradas puñaladas de la espuela, la marca ardiente del rebencazo y la llaga sangrante de la encía herida por el ceñido bocado de lonja, cuando no de cadena envuelta en trapo? A mí, como domador, me compete defender los derechos de los potros, por eso me repugna que en esos espectáculos, que volvieron a ser noticia recientemente por la muerte de algunos caballos, las más de las veces se premia el horror por el que pasa el noble animal con un fervoroso aplauso.
Hay una diferencia abismal entre jineteada y amanse-doma. Mientras la jineteada es una demostración de destreza ególatra y primitiva, el amanse-doma es un proceso educativo y persuasivo que respeta la integridad psicológica y física del potro. Entonces, amansar y domar sería ayudar a que los caballos aprendan cosas útiles para el trabajo, el deporte y la equinoterapia.
La selección de caballos para las jineteadas es uno de los puntos más críticos, ya que se prueban caballos que tienen todas las chances de ser amansados con espuelas y a veces con artefactos inventados, como botas rellenas con hormigas y puntas que hacen que el caballo corcovee desesperadamente, para decidir qué caballo sirve y cuál no. También es común que se convoque a un grupo de chicos que, por el asado y la cerveza, prueban los caballos; a veces montan alcoholizados a los potros, que hasta entonces están vírgenes.
Más allá de los riesgos que esto implica, el descarte de estos caballos también está asegurado, ya que luego de estas pruebas ya nadie quiere comprarlos ni domarlos y van indefectiblemente a parar al frigorífico. Lo mismo pasa con caballos que dejan de corcovear con tanta energía; una vez que ocurre esto, son enviados a lo que se conoce como el tacho. En la provincia de Buenos Aires y en casi todo el interior del país hay caudillos de las jineteadas que manejan algo parecido a un mercado negro de caballos. Recolectan potros por los campos y los compran al valor de la carne o menos. En general, se pagan precios abusivos a paisanos de campo adentro que no saben leer ni escribir. Estos personajes casi mafiosos son mercaderes de la muerte de los caballos, porque por una u otra vía el caballo siempre termina en el frigorífico. Son poquísimos los casos de caballos que se salvan de esta triste realidad una vez que han entrado en este círculo.
Tanto jinetes como admiradores de esta práctica son casi inocentes partícipes de un negocio muy cruel; no cortan ni pinchan, y sólo pasan el rato entre choripanes, vino, alegría y morbo.
Concurren en familia y con los niños, que crecen con la idea de que lo que están viendo es lícito y, peor aún, creen que es algo digno de admirar.
Se trata de una cuestión cultural, y la tradición es herencia, pero tenemos que entender que debemos dejarles a los que nos siguen una herencia más sana, sustentable y positiva.
Fuente: LaNacion.com

3 comentarios:

Gabriela dijo...

NO CREO EN LA TOTAL INOCENCIA DE AQUELLOS QUE APLAUDEN TAN MISERABLE ESPECTACULO. QUIENES SE ALEGRAN O FESTEJAN O DIVIERTEN VIENDO SUFRIR A UN CABALLO U OTRO ANIMAL, MERECEN EL REPUDIO DE TODOS AQUELLOS DE CORAZON NOBLE. MALDITOS. COMO SE LOS PUEDE PARAR?

DANNY dijo...

ESTOY DE ACUERDO CON LO DICHO POR GABRIELA, YA QUE TODOS SON CÓMPLICES COMO EN LAS CORRIDAS DE TOROS O LAS DISTINTAS RIÑAS. HASTA CUÁNDO VAN A SEGUIR CON ESTOS "DIVERTIMENTOS" TOSCOS Y PRIMITIVOS?.

carlos dijo...

como hombre de campo no dejo pasar la oportunidad de reconocer el gran servicio que han prestado a traves de los tiempos los caballos .el publico que precencia estos espectaculos .ignora que el caballo no es un potro y mas de una vez le ponen en la sincha un abrojo .el animal sufre .parar este atropello seria no comprar entradas a estos espectaculos circences hay que parar el negocio que hace esta gente.muy bien gabriela