lunes, 8 de agosto de 2011

El Hospital Veterinario Público de Capital sólo funcionó dos meses

Nota de el "Cronista Veterinario"

Aventura electoralista?, ¿improvisación?, ¿negligencia? ¿alguna otra cosa? Acaso todas o algunas de estas sospechas sirvan para explicar una de las cuestiones que podrían haber sido dramáticas para la comunidad veterinaria de Capital, pero que terminaron en un absurdo sin precedentes. El Hospital Veterinario del Gobierno porteño, inaugurado con pompa en noviembre, ya dejó de funcionar. Entre la falta de necesidad de su funcionamiento y un presupuesto que nunca existió, este centro de salud gratuito que podría haber hecho tambalear a los veterinarios de la zona, y que le costó al Estado de la Ciudad un millón de pesos, hoy es un gran edificio abandonado... al que ni siquiera su director puede ingresar con facilidad.

Para entender esta tragicomedia, conviene hacer un poco de historia. Hace cerca de un año y medio, y ante la grave crisis que sufría la protectora MAPA, el Gobierno porteño que por entonces administraba Jorge Telerman prometió algún tipo de ayuda para esa y otras instituciones. Por presión de la gente de las protectoras, incluido entre otros el conductor televisivo Raúl Portal, Telerman, por entonces lanzado a la campaña electoral para la jefatura de Gobierno de la Ciudad, autorizó la construcción de un hospital veterinario, y conformó una comisión asesora integrada por la Sociedad Argentina Protectora de los Animales (SAPA), Centro de Adopción y Rescate de Animales "Huellitas", Acción para Erradicar el Maltrato Animal (APEMA), Centro de Adopción Michimiau, MAPA, Refugio Feliz, Asociación Protectora de Animales y Plantas, Fundación para la defensa del animal "Por amor a ellos", Asociación Protectora de Animales (APRANI), Asociación para la Defensa de los Derechos del Animal (ADDA), Fundación Argentina para el Bienestar Animal (FABA), Fundación Ciudad, Grupo Argentina de Protección y Rescate (GRAPA) y la Protectora Sarmiento. Como se ve, en esa comisión no había ninguna institución veterinaria.

¿En que consistió el hospital? Aunque la participación del Estado con respecto a las mascotas no debería ir más allá del control de las zoonosis y de levantar los perros callejeros, las protectoras lograron que el Estado, con los impuestos de todos los porteños, construyera un edificio de 950 metros cuadrados, con consultorios, quirófanos, 24 cocheras, confitería y un salón para peluquería. El establecimiento fue construido en tiempo récord por AUSA, la empresa estatal que explota las autopistas porteñas, en California entre Hornos y Herrera, bajo la autopista 9 de Julio Sur, en Barracas. Costó nada menos que un millón de pesos, más otros 70.000 en equipamientos e insumos. Lo curioso es que, según pudo averiguar El Cronista Veterinario, durante la construcción jamás se consultó a ningún veterinario sobre qué tipo de instalaciones se debían hacer.

La idea del Gobierno era inaugurar el hospital antes de las elecciones de junio pasado, pero no dieron los tiempos. Con Telerman fuera del ballotage, el proyecto parecía perder fuerza. Pero, por algún motivo que sigue sin estar muy claro, el 26 de noviembre, a dos semanas de dejar la administración de la Ciudad a manos de Mauricio Macri, el Ejecutivo inauguró el hospital (ver foto).

En aquel momento, en el Gobierno de Telerman aseguraron que sólo se trataría de una "sala de primeros auxilios y para atención de las mascotas de vecinos sin recursos" que atendería de lunes a viernes de 8 a 20, sin servicios más complejos que la atención primaria y sin peluquería y otras actividades accesorias. ¿Para qué se construyó una sala de estética animal si luego no se habilitó ese servicio? Otro misterio....

Lo cierto es que, en un caso del que casi no se recuerdan antecedentes, un Estado municipal abrió un establecimiento para atender mascotas. Esto puso en jaque no sólo a las veterinarias de Barracas sino también a las de los barrios cercanos y las de Avellaneda, localidad bonaerense sólo separada de la Capital por el Riachuelo.

Claro que la apertura del nuevo centro "de atención primaria" presentaba otro problema, nada menor que y que fue oportunamente señalado por El Cronista Veterinario: el Hospital público carecía de presupuesto para lo que quedaba de 2007, y tampoco había una partida asignada para su funcionamiento en el proyecto de presupuesto que por entonces, en noviembre, la Legislatura porteña ya estaba a punto de aprobar. Aún así, se prometió que el Hospital iba a funcionar, y de hecho se contrató a un director, el Dr. Daniel Heller, y a otros cuatro veterinarios, más dos personas de limpieza, dos recepcionistas y guardias de vigilancia privada.

A todo esto, la comunidad veterinaria ya venía manifestando su oposición. Tal como publicó El Cronista Veterinario en noviembre, el Consejo Profesional de Capital le envió al Gobierno de Telerman una dura carta denunciando que el Hospital era "innecesario" y que el edificio adolecía "de fallas en el aspecto de construcción sanitaria", entre otras críticas. El ministro de Medio Ambiente de Telerman, que era Juan Manuel Velasco, respondió que "las críticas contra el hospital no tienen asidero. Es como decir que los hospitales públicos perjudican a los sanatorios privados".

El hospital funcionó durante diciembre, pero para fin de enero ya estaba cerrado. Nunca hubo presupuesto para más que los primeros días, y los cinco veterinarios que trabajaban allí jamás cobraron sus sueldos. Pasó lo que tenía que pasar: el servicio cerró.

¿Qué pasará ahora? El Cronista Veterinario confirmó que en el Gobierno de Macri no tienen ninguna intención de reabrirlo, y de hecho están estudiando otros usos para el edificio, que nada tendrían que ver con la veterinaria. Los colegas nombrados para trabajar en el hospital siguen sin cobrar. Las protectoras tampoco consiguieron un lugar para funcionar. El pasto y la suciedad se acumulan día a día en el edificio de Barracas y sus amplias cocheras. El lado bueno para los veterinarios es que desapareció una competencia estatal que podría haber sido letal. El lado malo es que nuevamente el Estado ignoró por completo a los veterinarios, y si el Hospital hoy no funciona es más por omisiones ajenas que por una acción concreta de la comunidad veterinaria para bloquearlo. Ahora, ¿por qué pasó todo esto? Sigue siendo un misterio.

Fuente: http://www.ecvet.org/index.php?option=com_content&task=view&id=761&Itemid=192

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es tristísimo el nivel de egoísmo con el que está escrito este artículo. En las manos de estxs tipxs después ponemos a nuestros amigos animales. El día que la gente como ustedes dejen de existir, el mundo va a ser un lugar mejor.

Gustavo Esnaola Moro