martes, 26 de octubre de 2010

Animales en granjas industriales: lo que le pasó a tu cena cuando aún era un animal

Por Adriana De la Garza

La frase del título de este artículo no es mía es de Peter Singer y refleja la ignorancia de todos aquellos carnívoros que son capaces de disociar el hecho de que el platillo que tienen frente así fue un ser vivo.

Este artículo es una traducción mía de “Down on the Factory Farm… or what happened to your dinner when it was still an animal”, escrito por Peter Singer. Es el tercer capítulo del libro “Animal Liberation” publicado en 1975.

Lo desolador, es que este artículo a pesar de haber sido escrito hace 34 años, sigue vigente, y más triste aún, muchas de las condiciones de estas granjas industriales han empeorado.

Animales en granjas industriales: lo que le pasó a tu cena cuando aún era un animal

Parte I

Escrito por Peter Singer
Para muchos humanos, especialmente aquellos que viven en comunidades urbanas modernas o en los suburbios, el contacto directo que tienen con animales humanos es a la hora de la cena: nos los comemos.

Este simple hecho es la clave para entender nuestra actitud hacia otros animales pero también es la clave para lo que cada uno de nosotros puede hacer para cambiar esa actitud. El uso y abuso de aquellos animales criados para la industria alimenticia excede, en número por los animales involucrados, cualquier otra forma de maltrato. Cientos de millones de bovinos, cerdos y ovinos son criados y matados solamente en Estados Unidos. En el caso de las aves de corral la cifra es estratosférica: 3 mil millones ( Esto significa que cinco mil aves – principalmente pollos- habrán sido asesinados en el tiempo que te tome el haber leído esta página)

Es aquí, en la mesa, en el supermercado del barrio o en la carnicería, donde nos enfrentamos a la forma de explotación más extensiva de otras especies que se ha cometido en la historia.

Por lo general, somos profundamente ignorantes del abuso que se comete en contra de las criaturas vivientes que ahora son nuestra cena. Nuestra compra de carne o pollo en la tienda o carnicería es la culminación de un largo proceso que, a excepción del producto final, es escondido de nuestra vista. Casi siempre compramos el pollo o la carne en nítidos paquetes plásticos. Nunca sangra. No hay razón para asociar este paquete con un animal que vive, respira, camina y sufre. Las mismas palabras que usamos para describir nuestra comida oculta su origen: comemos res o vacuno más no toro o vaca o becerro; comemos puerco pero no cerdo.

Estos trucos del lenguaje son la primera capa de la profunda ignorancia que tenemos sobre el origen de nuestros alimentos. Considera las imágenes que generamos alrededor de la palabra “granja”: una casa; un granero; una parvada de gallinas, siendo protegidas por un gallo, todos picoteando alrededor de la casa; una manada de vacas pastando y una cerda buscando raíces en el suelo mientras es seguida por una camada de cochinitos que juegan excitados alrededor de su madre.

En la historia de la humanidad muy pocas granjas han sido tan idílicas como la imagen tradicional que nos han hecho creer desde nuestra infancia. Más aun continuamos pensando que las granjas son lugares placenteros y lejanos de nuestras vidas urbanas marcadas por la industria y por la necesidad de hacer ganancias a toda costa. De los pocos que piensan sobre la vida de los animales de granja no muchos saben acerca de los métodos de crianza. Algunas personas se preguntan sí los animales son matados sin dolor y cualquiera que haya estado atrás de un camión lleno de ganado debe saber que los animales de granja son transportados en terribles condiciones de hacinamiento. Sin embargo muy pocos sospechan que el transporte y la matanza son algo más que la breve e inevitable conclusión de una vida de satisfacciones, una vida que contiene los placeres naturales de la existencia animal.

Estas suposiciones no tienen nada que ver con la realidad de las granjas modernas. Para empezar, las granjas ya no son manejadas por un granjero. Es un negocio, un gran negocio y ya. En los últimos treinta años la llegada de grandes corporaciones y de la línea de ensamblaje a las granjas convirtieron la vida en las granjas en un simple y llano negocio.Las labores agrícola pasaron a ser agricultura, una actividad encaminada a hacer dinero.Este proceso comenzó cuando las grandes companias ganaron el control de la crianza de las aves de corral una práctica que antes era exclusividad de las esposas de los granjeros.

Actualmente veinte grandes corporaciones controlan el negocio de las aves de granja en todo Estados Unidos. En lo que se refiere a la producción de huevo una sola planta de una granja industrial contiene más de un millón de gallinas. Los pequeños productores fueron obligados a abandonar el negocio. Compasáis que no tienen ninguna conexión con la agricultura han incursionado en ella con el único objetivo de ganar concesiones fiscales y de incrementar sus ganancias. La compañía de transporte Greyhound produce pavos, el jamón que cenaste ayer puede provenir de IT&T y el roast beef de la compañía aseguradora John Hancock Mutual o de una docena de companias petroleras que han invertido en la alimentación de ganado, construyendo corrales que contienen más de cien mil vacas.

Para las grandes corporaciones y para aquellos que deben competir contra ellas o quebrar, no existe espacio para sentimientos de armonía con las plantas, los animales y la naturaleza. La agricultura es competitiva y los métodos empleados son aquellos que reducen los costos e incrementan la producción. Así que lo que antes era agrícola ahora es una agricultura industrial o granjas industriales. Los animales son tratados como máquinas que transforman forraje a bajo precio en carne a muy alto precio y cualquier innovación que resulte en una conversión-radio más barata será adoptada. La mayor parte de este capitulo es una simple descripción de estos métodos y lo que significan en la vida de los animales a los cuales son aplicados. Demostrare que bajo estos métodos todos los animales viven en condiciones miserables desde su nacimiento hasta su muerte en el matadero.

Quiero dejar claro que mi punto no es el demostrar que la gente que le hace esto a los animales son crueles e infames. Al contrario la conducta de los productores y de los consumidores es exactamente la misma. Los métodos que describiré son la extensión lógica de los prejuicios y de las actitudes que los seres humanos tienen con respecto a los animales. Una vez que colocamos a los animales no humanos afuera de nuestra esfera del principio de igualdad en la consideración y los tratamos como simples cosas para satisfaces nuestros deseos el resultado es predecible.



1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola, tengo muchas dudas con respecto a mi forma de alimentarme, si bien soy vegetariana no puedo sacar de mi mente que el maltrato esta aun en los animales para los productos derivados de ellos, mucha gente me dice que en argentina los animales no son tratados como en los paises que no tienen las características del espacio rural que tenemos aca, que nuestro clima y nuestra tierra permite que los animales tengan buenas condiciones de vida, y tratando de buscar informacion sobre el tema, encotre este blog y queria saber si no podrias aclararme un poco las dudas sobre el trato de animales en las granjas industriales de argentina, gracias