Viernes 30/12/2011
Con la entrada del nuevo año llega la prohibición de las corridas de toros en Cataluña. La comunidad autónoma se convertirá oficialmente el 1 de enero de 2012 en la segunda de España, tras las Islas Canarias, en la que la llamada "fiesta nacional" está prohibida por ley.
La medida se aprobó en julio de 2010 en el Parlamento regional de Cataluña, en medio de un fuerte debate al respecto en todo el país.
Desde varios sectores se interpretó de hecho como un movimiento del nacionalismo catalán en su afán de desvinculación de España.
Y es que gracias a los diputados nacionalistas se prohibieron las corridas de toros, pero no los "correbous", encierros populares catalanes en los que los astados son cercados y maltratados, según denuncian los defensores de los animales.
Después de décadas denunciando una tradición que califican de tortura y maltrato, las asociaciones de defensa de los derechos de los animales no se preocupan sin embargo demasiado por el trasfondo ideológico y aseguran que la prohibición de los toros "es un gran paso para la sociedad española".
El mundo del toreo y sus aficionados hablan sin embargo de una "tragedia cultural", que achacan directamente al enfrentamiento identitario del nacionalismo catalán con todo lo que se contempla como español.
Tienen puestas sus últimas esperanzas en el recurso que el Partido Popular (PP) de Mariano Rajoy interpuso en su día contra al medida ante el Tribunal Constitucional español y en la iniciativa legislativa popular que la Federación de Entidades Taurinas de Cataluña quiere presentar en el Congreso de los Diputados para que la fiesta de los toros sea declara Bien de Interés Cultural con carácter retroactivo.
Esa medida derogaría la prohibición catalana. Pese a las críticas que despertó el veto a los toros en Cataluña, lo cierto es que en esa comunidad autónoma, de 7,4 millones de habitantes, la afición fue decayendo en los últimos años más de lo que lo hizo en el resto de un país que fue cuna de grandes toreros como Manolete, El Cordobés o Paquirri.
La tradición de los toros ha perdido adeptos en toda España. Ya sólo el 37 por ciento de los españoles se declara aficionado y el número de festejos taurinos ha ido descendiendo.
No obstante, las corridas siguen siendo, tras el fútbol, el segundo espectáculo que mayor número de espectadores reúne en España.
La prohibición en Cataluña afecta sólo a la Plaza Monumental de Barcelona, la única que funcionaba aún como ruedo taurino en suelo catalán.
Ya hace tiempo que se demolieron las plazas de ciudades como Gerona, Figueras y Lloret del Mar. Y la otra barcelonesa, la de Las Arenas, fue transformada en un centro comercial.
Levantada en 1915, la Monumental, en la que se une la reminiscencia mudéjar con el estilo bizantino y el premodernismo catalán, no se llenaba ya nunca.
Sólo lo hacía cuando allí toreaba el madrileño José Tomás. Y fue él el plato fuerte de la última corrida en la historia de Cataluña, a la que el pasado 25 de septiembre acudieron unas 20 000 personas.
Aquel día, sí, se colgó el letrero de "agotadas las localidades". "Dudalegre", un negro mulato de 567 kilos con el que el torero catalán Serafín Marín cortó las dos orejas, entró esa tarde en los libros de historia de la tauromaquia como el último toro lidiado en Cataluña.
Fuente: http://www.elcomercio.com/mundo/Fin-toros-Cataluna-entra-vigor_0_618538215.html
Con la entrada del nuevo año llega la prohibición de las corridas de toros en Cataluña. La comunidad autónoma se convertirá oficialmente el 1 de enero de 2012 en la segunda de España, tras las Islas Canarias, en la que la llamada "fiesta nacional" está prohibida por ley.
La medida se aprobó en julio de 2010 en el Parlamento regional de Cataluña, en medio de un fuerte debate al respecto en todo el país.
Desde varios sectores se interpretó de hecho como un movimiento del nacionalismo catalán en su afán de desvinculación de España.
Y es que gracias a los diputados nacionalistas se prohibieron las corridas de toros, pero no los "correbous", encierros populares catalanes en los que los astados son cercados y maltratados, según denuncian los defensores de los animales.
Después de décadas denunciando una tradición que califican de tortura y maltrato, las asociaciones de defensa de los derechos de los animales no se preocupan sin embargo demasiado por el trasfondo ideológico y aseguran que la prohibición de los toros "es un gran paso para la sociedad española".
El mundo del toreo y sus aficionados hablan sin embargo de una "tragedia cultural", que achacan directamente al enfrentamiento identitario del nacionalismo catalán con todo lo que se contempla como español.
Tienen puestas sus últimas esperanzas en el recurso que el Partido Popular (PP) de Mariano Rajoy interpuso en su día contra al medida ante el Tribunal Constitucional español y en la iniciativa legislativa popular que la Federación de Entidades Taurinas de Cataluña quiere presentar en el Congreso de los Diputados para que la fiesta de los toros sea declara Bien de Interés Cultural con carácter retroactivo.
Esa medida derogaría la prohibición catalana. Pese a las críticas que despertó el veto a los toros en Cataluña, lo cierto es que en esa comunidad autónoma, de 7,4 millones de habitantes, la afición fue decayendo en los últimos años más de lo que lo hizo en el resto de un país que fue cuna de grandes toreros como Manolete, El Cordobés o Paquirri.
La tradición de los toros ha perdido adeptos en toda España. Ya sólo el 37 por ciento de los españoles se declara aficionado y el número de festejos taurinos ha ido descendiendo.
No obstante, las corridas siguen siendo, tras el fútbol, el segundo espectáculo que mayor número de espectadores reúne en España.
La prohibición en Cataluña afecta sólo a la Plaza Monumental de Barcelona, la única que funcionaba aún como ruedo taurino en suelo catalán.
Ya hace tiempo que se demolieron las plazas de ciudades como Gerona, Figueras y Lloret del Mar. Y la otra barcelonesa, la de Las Arenas, fue transformada en un centro comercial.
Levantada en 1915, la Monumental, en la que se une la reminiscencia mudéjar con el estilo bizantino y el premodernismo catalán, no se llenaba ya nunca.
Sólo lo hacía cuando allí toreaba el madrileño José Tomás. Y fue él el plato fuerte de la última corrida en la historia de Cataluña, a la que el pasado 25 de septiembre acudieron unas 20 000 personas.
Aquel día, sí, se colgó el letrero de "agotadas las localidades". "Dudalegre", un negro mulato de 567 kilos con el que el torero catalán Serafín Marín cortó las dos orejas, entró esa tarde en los libros de historia de la tauromaquia como el último toro lidiado en Cataluña.
Fuente: http://www.elcomercio.com/mundo/Fin-toros-Cataluna-entra-vigor_0_618538215.html
1 comentario:
Desde AnimalitruS Argentina felicitamos a todas las organizaciones animalistas de España por este gran logro!!!!!
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