Valencia - 27/01/2011
Es tradición que algunos colegios provinciales de veterinarios, otorguen todos los años un premio al mejor toro lidiado en la feria taurina de su ciudad. El astado merecedor del galardón será el que haya demostrado más “trapío”, “nobleza”, “casta” y “raza”. En el colegio de veterinarios de Valencia, la entrega del premio “Toro de Oro”, al ganadero del animal digno de la mención, se hace coincidir con la celebración de San Francisco de Asís, patrón de los veterinarios.
Tras la queja presentada el año pasado por parte de un grupo de colegiados, y la aparición en prensa de unas declaraciones de una compañera, socia de la Asociación de Veterinarios Abolicionistas de la Tauromaquia (AVAT), la Junta Directiva del Colegio de Veterinarios de Valencia, decidió someter a la consideración de sus colegiados, la conveniencia o no de seguir otorgando el premio. Nuestra asociación mandó el lunes día 24 una carta al Presidente del Colegio de Veterinarios de Valencia agradeciendo la posibilidad de que fueran los colegiados de número los que tomaran la decisión, haciendo las puntualizaciones oportunas al respecto.
En asamblea colegial celebrada ayer, miércoles 26 de enero de 2011, y por 25 a favor y 11 en contra, se ha decidido no volver a otorgar dicho premio.
Creemos que este paso adelante dado por un grupo de compañeros, con el apoyo de nuestra asociación, debe servir para acabar con la convocatoria y entrega de esta absurda distinción en el resto de colegios veterinarios que la practican.
Junta Directiva de AVAT (Asociación de Veterinarios Abolicionistas de la Tauromaquia)
Madrid 27 de enero de 2011.
Carta de AVAT
Ilustrísimo señor: a través de nuestros socios en la Comunidad Valenciana, veterinarios colegiados en el Ilustrísimo colegio del que usted es presidente, hemos sido informados de que el próximo lunes día 24 de enero, en una asamblea colegiada, y en el punto cuarto del orden del día, se votará si se respalda por parte de los colegiados la perpetuación de la tradicional entrega de un galardón al mejor toro de la Feria de Valencia (Trofeo Toro de Oro) que con motivo de la celebración de nuestro patrón San Francisco de Asís se otorga desde hace algunos años. Es evidente que tal distinción le será entregada a su propietario y ganadero, ya que el toro designado no podrá recibirla. El planteamiento de dicha cuestión, que le agradecemos, surge como consecuencia del hecho de que una de nuestras asociadas, Rosa Roca, colegiada en el Ilustrísimo colegio de veterinarios de Valencia, dijera en unas declaraciones publicadas por el Diario Levante: “es humillante para nuestra profesión, que quienes más sensibles deberíamos ser y más empatía deberíamos tener hacía los animales, demos premios a quienes los torturan y matan, llenándose la boca de la palabra cultura y fiesta nacional”. En este caso el premio no se le otorga al torero, ni a los picadores, ni a los banderilleros, sino al ganadero, al que ha criado al toro para ser muerto en el ruedo tras una lenta agonía, a cambio eso sí, de una buena suma de dinero. Es evidente que al toro le dará lo mismo haber sido galardonado o no.
Decía usted en declaraciones al Diario Levante y en respuesta a las quejas de nuestra compañera, Rosa Roca, que: “los veterinarios no tenemos la culpa de que la fiesta de los toros exista y lo que hacemos es asegurar el cuidado y evitar el sufrimiento del animal”. Es evidente que los veterinarios no tenemos la culpa de que un festejo basado en el maltrato a un animal exista, pero es seguro que, según los reglamentos taurinos, este tipo de espectáculos no existiría sin nuestra presencia.
¿Nos puede explicar usted como evitamos el sufrimiento del animal? El sufrimiento del toro durante la lidia es intrínseco a la misma. No creemos que ningún veterinario pueda pensar que las puyas, las banderillas, la estocada, el descabello, la puntilla, y el agotamiento físico que supone la lida le resulten indiferentes al toro, y que los reciba con alegría, y sin resignación. Esperamos que no esté usted alineado con la hipótesis pseudocientífica que pretende engañar a la opinión pública afirmando que el toro no sufre, y que puede llegar a sentir placer con el castigo al que es sometido.
Añade usted en sus declaraciones al Diario Levante que: “el veterinario vela por el buen trato al animal, por que esté en buenas condiciones”. En la lidia del toro no hay buen trato, sino maltrato, si bien es cierto que los veterinarios oficiales que están presentes en el festejo, velan para que el animal esté en las condiciones óptimas para ser sometido al suplicio que supone la corrida. Los veterinarios oficiales presentes en la plaza certificarán en la inspección anterior a la lidia que el toro no tiene sus defensas manipuladas, que no presenta alteraciones oculares ni de locomoción, y que no está bajo los efectos de ninguna sustancia que le impida desarrollar plenamente todas sus facultades, eso que usted llama “trapío”, “nobleza”, “casta”, “raza”. Durante el festejo, los veterinarios oficiales observarán si el toro presenta alguna alteración que pueda ser digna de ser reseñada, y en el análisis post mortem certificarán si el animal se encontraba en perfecto estado de salud, y si su canal o alguno de sus órganos deben ser decomisados. ¿Alguna de estas funciones es compatible con lo que los veterinarios deberíamos considerar como “evitar el sufrimiento al animal o velar por el buen trato”? Bien sabe usted por su formación académica que no.
Nos gustaría recordarle que, en el año 2002, la Federación de Veterinarios de Europa, formada en aquel entonces por 32 estados miembros, redactó un detallado borrador de buenas prácticas veterinarias en el que se podía leer: “la sociedad se pregunta cada vez más en qué condiciones viven y mueren nuestros animales”. Ya es hora de que también nos lo planteemos los veterinarios españoles.
Por último, señor presidente, don Rosendo Sanz, nos gustaría recordarle que existe un Código Deontológico profesional, aprobado por la Asamblea General de Presidentes del CGCVE (Consejo General de Colegios de Veterinarios de España) de diciembre de 2006, y que es de obligado uso y cumplimiento para toda la profesión veterinaria, y en el que en su punto quinto, se puede leer:
“Es función de los veterinarios la salvaguarda de la vida, la salud, la dignidad y el bienestar animal”
No creemos que la entrega de dicho galardón sea compatible con ninguno de los preceptos anteriormente mencionados.
Atentamente
Junta Directiva de la Asociación de Veterinarios Abolicionistas de la Tauromaquia (AVAT)
José Enrique Zaldívar Laguía.
Lina Sáez de Antoni
Marta Jimeno Antolín
Miguel Ibañez Talegón
Francesc Minguell
Walter Suarez.
Patricia Garrido.
Y nuestros asociados en la Comunidad Autónoma Valenciana:
Marta Calabuig Salvador
Chema López Cerezuela
Amparo Menosi
Rosa Roca
Angeles Sveriano Peña
Salvadora Tolmos Faus
Francisco Javier Vidal Cortés
Rosa Villora
Honesto Vicente
Fuente: Libera.org
En asamblea colegial celebrada el miércoles 26 de enero de 2011, y por 25 a favor y 11 en contra, se ha decidido no volver a otorgar dicho premio.
Tras la queja presentada el año pasado por parte de un grupo de colegiados, y la aparición en prensa de unas declaraciones de una compañera, socia de la Asociación de Veterinarios Abolicionistas de la Tauromaquia (AVAT), la Junta Directiva del Colegio de Veterinarios de Valencia, decidió someter a la consideración de sus colegiados, la conveniencia o no de seguir otorgando el premio. Nuestra asociación mandó el lunes día 24 una carta al Presidente del Colegio de Veterinarios de Valencia agradeciendo la posibilidad de que fueran los colegiados de número los que tomaran la decisión, haciendo las puntualizaciones oportunas al respecto.
En asamblea colegial celebrada ayer, miércoles 26 de enero de 2011, y por 25 a favor y 11 en contra, se ha decidido no volver a otorgar dicho premio.
Creemos que este paso adelante dado por un grupo de compañeros, con el apoyo de nuestra asociación, debe servir para acabar con la convocatoria y entrega de esta absurda distinción en el resto de colegios veterinarios que la practican.
Junta Directiva de AVAT (Asociación de Veterinarios Abolicionistas de la Tauromaquia)
Madrid 27 de enero de 2011.
Carta de AVAT
Ilustrísimo señor: a través de nuestros socios en la Comunidad Valenciana, veterinarios colegiados en el Ilustrísimo colegio del que usted es presidente, hemos sido informados de que el próximo lunes día 24 de enero, en una asamblea colegiada, y en el punto cuarto del orden del día, se votará si se respalda por parte de los colegiados la perpetuación de la tradicional entrega de un galardón al mejor toro de la Feria de Valencia (Trofeo Toro de Oro) que con motivo de la celebración de nuestro patrón San Francisco de Asís se otorga desde hace algunos años. Es evidente que tal distinción le será entregada a su propietario y ganadero, ya que el toro designado no podrá recibirla. El planteamiento de dicha cuestión, que le agradecemos, surge como consecuencia del hecho de que una de nuestras asociadas, Rosa Roca, colegiada en el Ilustrísimo colegio de veterinarios de Valencia, dijera en unas declaraciones publicadas por el Diario Levante: “es humillante para nuestra profesión, que quienes más sensibles deberíamos ser y más empatía deberíamos tener hacía los animales, demos premios a quienes los torturan y matan, llenándose la boca de la palabra cultura y fiesta nacional”. En este caso el premio no se le otorga al torero, ni a los picadores, ni a los banderilleros, sino al ganadero, al que ha criado al toro para ser muerto en el ruedo tras una lenta agonía, a cambio eso sí, de una buena suma de dinero. Es evidente que al toro le dará lo mismo haber sido galardonado o no.
Decía usted en declaraciones al Diario Levante y en respuesta a las quejas de nuestra compañera, Rosa Roca, que: “los veterinarios no tenemos la culpa de que la fiesta de los toros exista y lo que hacemos es asegurar el cuidado y evitar el sufrimiento del animal”. Es evidente que los veterinarios no tenemos la culpa de que un festejo basado en el maltrato a un animal exista, pero es seguro que, según los reglamentos taurinos, este tipo de espectáculos no existiría sin nuestra presencia.
¿Nos puede explicar usted como evitamos el sufrimiento del animal? El sufrimiento del toro durante la lidia es intrínseco a la misma. No creemos que ningún veterinario pueda pensar que las puyas, las banderillas, la estocada, el descabello, la puntilla, y el agotamiento físico que supone la lida le resulten indiferentes al toro, y que los reciba con alegría, y sin resignación. Esperamos que no esté usted alineado con la hipótesis pseudocientífica que pretende engañar a la opinión pública afirmando que el toro no sufre, y que puede llegar a sentir placer con el castigo al que es sometido.
Añade usted en sus declaraciones al Diario Levante que: “el veterinario vela por el buen trato al animal, por que esté en buenas condiciones”. En la lidia del toro no hay buen trato, sino maltrato, si bien es cierto que los veterinarios oficiales que están presentes en el festejo, velan para que el animal esté en las condiciones óptimas para ser sometido al suplicio que supone la corrida. Los veterinarios oficiales presentes en la plaza certificarán en la inspección anterior a la lidia que el toro no tiene sus defensas manipuladas, que no presenta alteraciones oculares ni de locomoción, y que no está bajo los efectos de ninguna sustancia que le impida desarrollar plenamente todas sus facultades, eso que usted llama “trapío”, “nobleza”, “casta”, “raza”. Durante el festejo, los veterinarios oficiales observarán si el toro presenta alguna alteración que pueda ser digna de ser reseñada, y en el análisis post mortem certificarán si el animal se encontraba en perfecto estado de salud, y si su canal o alguno de sus órganos deben ser decomisados. ¿Alguna de estas funciones es compatible con lo que los veterinarios deberíamos considerar como “evitar el sufrimiento al animal o velar por el buen trato”? Bien sabe usted por su formación académica que no.
Nos gustaría recordarle que, en el año 2002, la Federación de Veterinarios de Europa, formada en aquel entonces por 32 estados miembros, redactó un detallado borrador de buenas prácticas veterinarias en el que se podía leer: “la sociedad se pregunta cada vez más en qué condiciones viven y mueren nuestros animales”. Ya es hora de que también nos lo planteemos los veterinarios españoles.
Por último, señor presidente, don Rosendo Sanz, nos gustaría recordarle que existe un Código Deontológico profesional, aprobado por la Asamblea General de Presidentes del CGCVE (Consejo General de Colegios de Veterinarios de España) de diciembre de 2006, y que es de obligado uso y cumplimiento para toda la profesión veterinaria, y en el que en su punto quinto, se puede leer:
“Es función de los veterinarios la salvaguarda de la vida, la salud, la dignidad y el bienestar animal”
No creemos que la entrega de dicho galardón sea compatible con ninguno de los preceptos anteriormente mencionados.
Atentamente
Junta Directiva de la Asociación de Veterinarios Abolicionistas de la Tauromaquia (AVAT)
José Enrique Zaldívar Laguía.
Lina Sáez de Antoni
Marta Jimeno Antolín
Miguel Ibañez Talegón
Francesc Minguell
Walter Suarez.
Patricia Garrido.
Y nuestros asociados en la Comunidad Autónoma Valenciana:
Marta Calabuig Salvador
Chema López Cerezuela
Amparo Menosi
Rosa Roca
Angeles Sveriano Peña
Salvadora Tolmos Faus
Francisco Javier Vidal Cortés
Rosa Villora
Honesto Vicente
Fuente: Libera.org
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